miércoles, 12 de marzo de 2008

¿Para qué?

Sobre las cenizas de mis amores
como una gaviota agonizante
temblaba mi corazón.
Sobre los llanos de mi soledad
el recuerdo de muchos besos
que cayeron sobre mis labios
eran como aves heridas
que caen en el mar…
Renunciando a la esperanza
quise renunciar a la vida
mientras reía… reía
con la amplitud del mar
con la grandeza del cielo
con el silencio de una roca
quietud que tu,
violaste con maldad sin atenuantes,
hiciste ver
cobardemente…
que nuevas auroras sonreían
en el lírico horizonte
de mi corazón.
Dejé de amar mi soledad,
deje de amar el silencio
para amarte a ti
lloraré…
e ingenuamente te hice
la luz de mis sueños
acariciándote con locura
con pasión indefinible
¿Para qué?


Por Abel Bonnett

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